viernes, 5 de agosto de 2011

Oigo susurros que acallan gritos...

Hoy quiero empezar con un par de frases que aunque no me pertenecen refleja mi sensación inmediata tras mi última entrada.
<<Si abordas cada situación como asunto de vida o muerte; morirás muchas veces>>. (Adam Smith).
Me gusta releer mis entradas para cerrar el círculo de mis pensamientos. Un ejercicio que casi siempre me propongo.
Desde hace algunos años aplico a mi vida algo que aprendí cuando estudié dirección y administración de empresa. Cada decisión o problema importante la tomo, tras la siguiente acción mental: análisis--- síntomas---- causas---- plan de acción---- acción y feed back. A veces escribo en una pizarra las pautas a seguir, lo reviso, y después de un tiempo decido. Me sigo equivocando pero me joden menos mis errores. Siento que al menos he hecho lo que he podido o lo debido.
Esta mañana mientras esperaba una ola encima de mi tabla en la playa del Palmar, en Vejer (Cádiz) no podía dejar de pensar en algo que leí de uno de los libros de José Luís San Pedro <<Cuarteto para un solista>>. Daba una explicación sobre la diferencia entre la realidad vital y objetiva que hizo cuestionarme algunas cosas, era más o menos así: seguramente estáis convencidos que acabáis de pasar la última hora leyendo cosas extrañas de un tío raro como yo, sentados y quietos delante del ordenador. Pero la verdad es otra. Durante este rato y ahora mismo estáis desplazándoos sobre el eje de la tierra a una velocidad que a la latitud en la que me encuentro, alcanza unos mil quinientos kilómetros a la hora. La tierra a su vez gira alrededor del sol, arrastrándonos a todos, a una velocidad aún mayor. Además todo el sistema solar se está moviendo a una velocidad todavía más rápida y que se suma a las otras dos, en dirección a una galaxia que no recuerdo. Esa es la verdad objetiva de las cosas, no es cierto que todo esto nos vaya a afectar a nuestra vida en absoluto porque nuestra verdad vital es que habéis estado quietos y parados. El vuelo por el espacio ni podemos ni debemos tenerlo en cuenta. Esa verdad objetiva no cambia nuestra verdad vital.
Todo esto viene a que lo que verdaderamente importa es lo que nos rodea. Cómo nos relacionamos con las personas, con nuestro entorno. Cómo cuidamos nuestra ciudad, país, continente y planeta.
Probablemente si me encontrase en otro lugar en vez de flotando en el océano atlántico, hoy hubiese escrito algo muy diferente. Por lo que creo que es imprescindible hacer ejercicio mental para conseguir mantener la consciencia, estoy seguro que esta a su vez nos acercará a la felicidad. La felicidad ha de regarse del mismo modo que se riega el amor hacia los demás y hacia a uno mismo.

Sigo soñando en mi pesadilla.
Oigo susurros que acallan gritos…