miércoles, 29 de febrero de 2012

Dos tontos muy tontos...

Acabamos de vivir un hecho, cuando menos, peculiar. Unos ecologistas radicales o unos poyas, no lo sé, han sacado una pancarta por la ventanilla de su coche, haciendo disminuir la velocidad y mostrándosela a un camionero, que transportaba cerdos para el matadero. En el rotulo ponía: camioneros verdugos cómplices de asesinato. Pienso que cada uno se debe expresar como quiera. Aunque no me parece buena idea tocarles los huevos a un trabajador que cuenta ocho horas conduciendo para llevar el pan a su casa. Probablemente éste no haya podido elegir el trabajo que realiza. Pero lo que me ha mostrado que éstos ecologistas de chichinabo son soplapoyas es que se han ido a parar en la gasolinera,donde también, ha parado el camionero. No os podéis imaginar la escena...
Pisha si reivindicas, al menos, lleva el deposito lleno...

miércoles, 8 de febrero de 2012

¿Estamos realmente vivos?


La vida no es solo un derecho, sino un deber... Si tomamos esta opinión como cierta, entenderíamos y sería coherente decir, que la naturaleza debería elegir el momento de nuestro ocaso. Por tanto, si no depende de nosotros cuándo hemos morir, tampoco deberíamos preocuparnos de ello. Cosa que no hacemos. Entonces, también sería lógico pensar en lo único que podemos y debemos influir o aunar nuestros esfuerzos es en vivir. Cosa que tampoco hacemos.
Si todo esto tuviese sentido, es plausible pensar que la vida es un camino que no se sabe cuando termina. Por lo que lo más sensato es decidirnos a hacer las cosas que nos hacen verdaderamente felices, sin permitir que nadie influya en nuestras decisiones. Sin embargo la realidad es que dejamos en manos de lo demás la decisiones importantes de nuestras vidas. Cómo debemos pensar, vestir, hablar. Hasta cuándo hemos de reunirnos en familia, cuándo hacer un regalo a nuestras parejas, cuándo disfrazarnos. Hasta hay una semana para la espiritualidad y otra para bailar. Cuando seguimos este son que nos marcan nuestra sociedad, sin darnos cuenta, nos alejamos de la individualidad por el grupo. Y de alguna manera estamos dejando de ser nosotros mismos.
¿Hemos de aceptar este hecho? Y lo que es más, si no decimos cuándo morimos y tampoco como vivimos... ¿Estamos realmente vivos?
Tal vez me equivoque, incluso es posible que ir contracorriente me lleve a ahogarme. Pero si me ahogo será por mi culpa. AH bueno!... Si yo no decido cuando muero. Entonces puede ser que no esté equivocado. Si es así... Que os den, me voy a nadar.