Las noches frías de noviembre, dejan
salir los demonios.
Se ven en el monte alto, en la
madrugada de la luna nueva.
Embisten sin compasión a corazones debilitados.
En guerra consigo mismo, a la
soledad atados,
que se ven en el abismo y ya no
pueden soñar.
Observa el búho en el olivo, se
oculta para cazar
y para no ser cazado, que es un
mundo despiadado,
no se puede relegar.
Canta el cautivo en gritos ocultos
por la libertad,
vuela cerca la esperanza y alarga su
mano.
Combate, lucha, pelea y no la llega
a alcanzar.
El rocío de la mañana que moja sus
pies desnudos,
lo alimenta, lo protege, mientras el
sol ennoblece
se calienta con la hoguera y no deja
que se apague
que no se arrimen las fieras.
Julio Valverde Lute