En noche de primavera, las nubes grises me ciegan.
Sin estrellas; no hay quien encuentre el camino.
Sin camino; no se encuentra la esperanza y sin ella;
no hay quien encuentre el sentido del sentir por el destino.
La luna negra invade las calles de los amargos naranjos y
secuestra el cantar de la cigarra; me hiere el frío.
Anhelando la arena del sur del sur, las olas de mi albedrío;
el calor de la consciencia que serena me emborracha,
del libre volar del canto de mi rebelde guitarra,
que se afina con el aire, que abre mis alas al sol
y es entonces; cuando no duele el dolor.
Y es que a veces, se me olvida la razón.
del libre volar del canto de mi rebelde guitarra,
que se afina con el aire, que abre mis alas al sol
y es entonces; cuando no duele el dolor.
Y es que a veces, se me olvida la razón.
Julio Valverde Lute.
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