lunes, 9 de mayo de 2011

Los malos no miran al cielo…


Hoy recordando… Me ha dado por hacer un pequeño balance de mi vida y plantearme si soy una buena o mala Persona.
He pensado el daño causado a mis seres queridos o no, con o sin intención.
Por otro lado he hecho memoria de las cosas buenas que he realizado por los demás.
Y en un tercer lugar me he puesto ha pensar cómo me he comportado conmigo mismo. Factor fundamental en mi opinión para no perder cierta objetividad, establecer un criterio o tener un punto de partida. En cuanto a esto he de decir que he sido bastante cabrón con mi persona.

Para mí es una obviedad que dentro de todo ser humano (en unos más y en otros menos) hay un verdadero hijo de puta y un pequeño ángel. Partiendo de aquí y mirando hasta donde mi memoria me permite mirar. He analizado todas repercusiones negativas que he propinado a mis semejantes y la verdad es que he tenido que hacer una lista. Bastante extensa por cierto.

He causado daño por odio, por amor, por venganza, por propia frustración, por miedo, por mi ego, por proteger a los que quiero, por querer a los que protejo.
Por ser “un bala perdía”, Por querer ser lo que no soy, por ser lo que quiero ser, por no poder decir adiós.
Por ambición, por dinero, por querer comerme el mundo, porque el mundo no me comiese a mí.

He dado lo mejor de mí. Por amor, por mi propia frustración, por miedo, por mi ego, por ambición, por proteger a los que quiero, por querer a los que protejo.
Por ser “un bala perdía”, por querer ser lo que soy, por ser lo que quiero ser, por no poder decir adiós.
Por ambición, por querer comerme el mundo, por que el mundo no me comiese a mí.

Las únicas diferencias que he encontrado entre  bien y  mal son tres razones, casualmente las más ruines. Odio, Venganza y dinero.
Vistas la razones, tras reflexionar y para mi alivio personal he Concluido que hace muchos años que dejé de odiar, ambicionar dinero o tener sed de venganza.  

El análisis de todo esto tiene como objetivo  mejorar personalmente y que mi paso por este mundo sirva para algo. Desde hace algún tiempo intento dejar el mundo un poco mejor de como me lo encontré.
No sería riguroso analizar las causas sin los efectos. De lo contrario ser bueno o malo no tendría sentido, pues si no existe repercusión en las acciones no tiene lógica considerarlo, catalogarlo o juzgarlo.

No me gusta que me juzguen o al menos que me digan lo que piensan sobre juicios hacia mí (creo que es porque yo me juzgo en exceso).  Sé que es inevitable, máxime con esta ventana. Pero después de ponderar las acciones de mi vida no puedo sentenciar si soy una buena o mala persona.

Sé que mis decisiones afectan a muchos. Sé que irrumpo en la vida de los demás sin saber durante cuanto tiempo pueden contar conmigo. Sé que exijo muchos valores a quien comparte mi tiempo; tal vez más valores de los que yo tengo. Sé que si no me llaman no voy. Sé que soy egoísta, Sé que no tengo miedo a la soledad.
Sé que no sé querer…
Sé que amo…
Como no creo en Dios no espero que me condenen o me abran las puertas del paraíso. Creo que el infierno y el edén están dentro de nosotros y que en esta vida da tiempo a pagar tu culpa y ha recibir lo que has dado. Yo he recibido muchísimo, no sé si he dado lo mismo, se me antoja que no.
He pagado “condenas”, he sufrido desgracias durante algún tiempo. A lo peor alguna deuda me quede por amortizar. Puede ser que me toque dar y la verdad es que me apetece
Por lo demás he sido y soy feliz…
Para bien y para mal somos lo que somos y nadie nos ha de cambiar.
Para juzgar ya está el mundo y para pagar la culpa…