miércoles, 8 de junio de 2011

¿Dé dónde se nutre la suerte? ¿Existe...?

Mi opinión es que la suerte no existe. Y si existe, pertece a quien la busca.
A veces no conocemos todos los factores que nos arrojan hacia el éxito o el fracaso. Probablemente toquemos teclas provocando efectos que, por falta de análisis o, por ignorancia total de  factores influyentes culpemos al destino o a un dios divino. Si algo no es barajado, contemplado y calculado, solemos  atribuirlo  al azar.
En ocasiones vemos como la diferencia entre tocar el cielo o caer por un precipicio depende de un segundo, un milímetro o una racha de viento.
 ¿Cómo podemos dominar tiempo, espacio o  naturaleza? Simplemente no se puede, al menos todavía.
Siempre me he considerado afortunado, pues he conseguido prácticamente todo lo que me he propuesto. Nunca se lo he atribuido a la suerte, bueno… en alguna ocasión sí.  Algunas veces he obtenido éxitos sin ningún esfuerzo, para el resto he trabajado duro y en muchas ocasiones tropiezo una y otra vez. En realidad he tenido algunos éxitos en medio de un montón de traspiés. Aunque he llegado al final de muchos senderos. A lo mejor es eso la suerte… Lo cierto es que me siento un “suertudo” y un “disfrutón” de la vida.  


Constancia, perseverancia, conciencia, ilusión, trabajo, positivismo, visualización de tus objetivos, amor por lo que haces, creer en ti mismo; son ingredientes ineludibles para la conquista de tus sueños. Pero puede ocurrir que consigas tus objetivos y aún así sientas que tienes mala fortuna.
¿Es la suerte una percepción, una actitud o, un hecho?

Sentimos desdicha cuando no conseguimos nuestras pretensiones.  Asumimos los errores como un final no como un comienzo. Creo que justipreciar la derrota conduce al triunfo.
Puedes pensar que estás ante un muro infranqueable o ante una pared donde apoyarte para seguir.

Al final creo que la suerte es sentirse afortunado. Todos tenemos sensaciones dispares al respecto. Estoy en contra de la opinión, cuando alguien se refiere a otro como afortunado,  tan solo es una percepción sin base fundada, pues, nadie conoce las circunstancias de la vida diaria o, minuto a minuto de casi nadie. Quién no ha perdido a un ser querido, se ha sentido caído en la vida o, se ha creído desafortunado en algún momento. Al igual que la felicidad la suerte se debe medir por la ponderación de numerosos momentos acaecidos a lo largo de un periodo de tiempo considerable, de lo contrario hablaríamos de ilusiones, aunque en el fondo lo es.  La suerte es  personal e intransferible al igual que la apreciación de la misma.

Durante un tiempo me interesé de manera profusa en buscar declaraciones de personas que habían estado cercanas a la muerte o, se encontraban en fase Terminal. En un principio lo hice por instinto. Era una época vacía de mi vida. Sin saber lo que buscaba exactamente, encontré un  nexo común entre todos. Intentaban disfrutar de cada día que vivían, se sentían inmensamente afortunado por cada minuto vivido. Y creedme que eran felices aún sabiendo el trágico fin que les acechaba.

No pidas suerte; siéntete afortunado…