Vi los puñales de sus ojos oscuros, me los quisieron clavar. Trataban de ocultarse en la intolerancia de la ignorancia, en el falso poder elitista de la falta de humildad, de creerse sabia por ser vieja. Ella, no podía manejar que se acercaba el final del camino, el pozo de la culpa de su destino. Y no sabía, que cuando la miraba a la cara, en su profunda mirada, yo la veía. Miré dentro, muy adentro. Sin querer, me contaban la verdad; allí, no se podía ocultar. Ensalzaba su juicio y ostentaba su bondad y sin ser odiada, daba cabida al odio. Pero no me importó, porque me enseñó o aprendí, no lo sé. Y torné la oscuridad, ¿cómo?.
No dejándome impregnar. Defendiendo mi moral, sin dejarme llevar, pero
siempre protegiendo a quienes quiero de verdad. Aun mil puñales me
claven yo no me dejo llevar. Porque sé que si lo hago, se ve mi
debilidad y si he de sacar mi espada, con paciencia aguardaré a ese
adecuado momento, sin daño colateral.
Así protejo a los míos, así ese día, a dos demonios maté. Al que me quiso matar y al que más yo le temía; al que dentro yo llevaba, al que no puedo mentir, y no sé si sigue vivo.
Julio Valverde “Lute”
Así protejo a los míos, así ese día, a dos demonios maté. Al que me quiso matar y al que más yo le temía; al que dentro yo llevaba, al que no puedo mentir, y no sé si sigue vivo.
Julio Valverde “Lute”