No supo recogerla, la arrastra la corriente
del río de barro; egos, culpas y reproches.
Sin fuerzas, ni talante, mirando al horizonte.
Refugio de soledad y pensamiento.
Que a veces la cura, a veces locura;
que a veces la calma es oscura y otras,
rugen tormentas de ansia impaciente,
a cambio, la paz del inframundo,
de la obsesión que mueve el mundo.
De la divina comedia de la realidad.
En tiempos la gente bailaba al compás.
Y a veces se le olvida la razón
y otras, por tangos te toca el cajón.
Julio Valverde Lute.
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